En un alarde de prevaricación.
Las bibliotecas publicas para mí han gozado y gozan de esa inconfundible calidez que a una le devuelven el sentido de las cosas, como el refugio secreto donde lo complejo se transforma en simple, como el diván en el que no hace falta maquillarse ni pedir permiso para sentarse el tiempo que se estime oportuno enfundados (en sentido no literal) en nuestro mejor pijama. Todas huelen igual, todas tienen tanto que ofrecer.
Fue en una biblioteca pública donde tuve las luces de ver "Cuerdas" el reciente cortometraje laureado con un Goya 2014 , en forma de oda a la indefensión, al frescor de la infancia, a la calidad humana que tan excepcional nos resulta a veces y que con una deliciosa sencillez nos ha arrancado (a algunos públicamente) ya a medio país unas decenillas de lágrimas. De emoción, de empatia, de amistad, de reflexión.
Más allá del potente argumento de esta flor de la animación, tatuada queda la dedicatoria de los créditos finales: "A mi hijo Nicolás, ojalá no me hubieras inspirado nunca esta historia".
María, su protagonista nos demuestra con sus actos lo que pudiera ser el mensaje principal: solidaridad. Solidaridad que no es lo mismo que caridad, ojo al dato señores:
solidaridad
- f. Adhesión circunstancial a la causa o a la empresa de otros:
caridad
- Limosna o auxilio que se da a los necesitados:
Nota: he omitido explícitamente las acepciones católicas de la definición de "caridad" para no dar lugar a confusión, llamadme hereje.
Los vídeos virales ayudan, pueden cooperar y mucho, porque si hay algo innegable es que las redes son armas que disparadas en la diana adecuada pueden alcanzar puntuaciones de récord: remover conciencias, difundir noticias, recolectar fondos, mover masas, transformar el mundo mediante firmas.
Una de las publicaciones que cumplen eficazmente esta filosofía y que para los que no las conozcáis os recomendaría seguir, son esta gente que hace poco servía de plataforma para altavoces de ayuda humanitaria con los menores expuestos al conflicto de Siria. La vía, este VIDEO NORUEGO DONDE UN NIÑO SE CONGELA DE FRÍO poniendo a prueba mediante cámara oculta la solidaridad/caridad ajena de los transeúntes.
Precisamente en el desierto entre Siria y Jordania aparecía Marwan atendido por los colegas de ACNUR, el niño refugiado aparentemente solo en pleno páramo deshabitado según la foto viral de Twitter...
No era Siria pero sí el Metro de Madrid, donde justo ayer "una amiga" vio como una chica, con una maleta, de unos 20 años de edad, de repente vomitaba en medio del andén, vomitaba descontroladamente, arrodillada en el suelo, una y otra vez. Pero fíjense que nadie osó preguntarle si requería ayuda (¿ o no sabemos que en ocasiones vomitar es la antesala a una posible parada cardíaca?), nadie le ofreció un mísero kleenex, nadie salvo mi amiga. No sucedió en Siria, no estaban los de ACNUR, la chica no hablaba español.
Y quien sí parece que va sobrado de civismo, de solidaridad, de caridad, de todo eso que a muchos les falta, es un fiscal general del Estado, ese que el otro día en un alarde de prevaricación le preguntaba "Noosa y Dulcemente" a la Infanta Cristina:
Fiscal: ¿y usted sabe por qué está en este juzgado?
Cristina: no, no lo sé
Fiscal: pues ya somos dos, porque yo tampoco lo sé.