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4 dic 2013

La última copa.

Resulta que a un tipo endeble de provincias llamado Alonso, todo sea dicho un personaje con muchísimas inquietudes culturales, imaginación, ambiciones, una cierta escala de valores bien construida,  arrojo ... pero también con un cierto trastorno obsesivo compulsivo salpicado con algo de manía persecutoria ... se le había ido la mano con la lectura , hasta tal punto que ya no distinguía entre la ficción de sus inmersiones culturetas y la burda realidad.
En su afán por canalizar su sociopatia y  hacer de éste un mundo mejor , le dio por hacerse de autónomos, asociarse con un perro flauta al que le gustaban más los mazapanes que a un tonto un lápiz y montarse su propia empresa de eventos. Por el camino se enamora en un bar de polígono de una chony en la que cree encontrar ciego de amor como estaba, una mezcla picassiana de Coco Chanel y Virginia Woolf con el sello de Belén Esteban.  Durante su eufórico recorrido como empresario y filántropo, lidia pugnas interminables con burócratas, competencia desleal y el mayor de todos los rivales: su propio ego; que en suma terminan arrastrándole a la debacle personal.
¿Y de quién íbamos a hablar si no era de Alonso Quijano, protagonista del libro con mayor número de ediciones y traducciones en toda la historia, después de la Biblia? : El Quijote.
 
 
Probablemente El Quijote no se hubiera vuelto loco como las maracas de Machín, quizás en sus delirios de grandeza el desasosiego no le hubiera invadido, si tan sólo se hubiera permitido la licencia de darse con cierta frecuencia lo que llamo: cura de frivolidad o de como una práctica voluntaria y sana de la insustancia de la veleidad nos devuelven la mejor versión de nosotros mismos en épocas de crisis intelectuales. Caer bajo para volar más alto.
 
 
Escuchar extasiada durante horas a Chopin, sucumbir ante las paradojas literarias de Maquiavelo , saltar alegremente entre las pinceladas de Rubens y Georgia O´Keefe , salir llorando de la Filmoteca tras ver un dramón francés o autoflagelarse con los cálculos infinitesimales que los del Discovery Channel hacen cada vez que maquetan una grabación de "Megastructures", resultan aficiones deslumbrantes, prêt à porter para el alma. Vale, sí, el síndrome de Stendhal.
Pero descocarse al ritmo de David Guetta,  exhibir con impudicia el deshonor de beberte el agua de los floreros, adoptar la concupiscencia como copiloto o abordar en las conversaciones como temática top en profundidad la complejidad de encontrar la talla XS en la corsetería de tu barrio, levantarte como si hubieras hecho un iron man con ojos de mapache ....eso, eso no tiene precio. Oro líquido para el espíritu, risa fácil, la vida alegre del/de la casquivan@.
 
 
En las cruzadas quijotescas del buen vivir, y con la tremebunda tarea de mantener el equilibrio entre psique y farra, llega un adelanto de las 10 primeras entregas de: LAS NORMAS DEL MERCADO (de los creadores de Episodios Nacionales de Galdós):
  1. Del mercado no se sale nunca, se permanece con el puesto abierto o cerrado, pero se permanece en él.
  2. A partir de las 2:45 de la mañana a) si estás sobrio nunca pasa nada bueno b) si quieres hablar de algo que requiera humanidad, vete a casa con la cabeza alta.
  3. Ninguna barra de un bar es suficientemente sórdida , ni ningún hombre es suficientemente honesto.
  4. Ojo con confundir las franjas horarias: el vino y la cerveza por la noche solo en tabernas, los gin tonics diurnos sólo en comidas de negocios.
  5. Una mujer sin tacones es como un hombre sin camisa/algo con cuello.
  6. Hay que saber evolucionar de escenarios y dejar paso sin rencor a las nuevas generaciones. Ejemplo para madrileños: los jueves juveniles del Garamond (Guarramon, C/ Claudio Coello 10 ) dejan paso a los jueves libertinos de Liberata (antiguo Divorciata, C/ Alberto Alcocer 43); las noches teen de Torre Europa se convierten una década después en las noches de vicisitud de la C/ Alberto Alcocer; los domingos de latineo informal se pueden alternar con el desfase vespertino casual business de Ramsés (Plaza de la Independencia 4).
  7. Entre semana alternan los profesionales liberales, los fines de semana el resto.
  8. La autoestima, una mejora en las habilidades sociales y la disminución de stress son claros beneficios de dosis calculadas de frivolidad, pero el abuso excesivo de ésta  puede tener efectos secundarios antagónicos a los beneficios del tratamiento.
  9. No te dejes vencer por prejuicios, hay recién iniciad@s en el mercado (por ejemplo puntuales antiguas víctimas de la monogamia) con más predisposición y talento que algunos de los más afamados profesionales del sector.
  10. Nunca pierdas:  a) el sentido del humor b) la dignidad.


 
 

 
 
 

4 comentarios:

  1. Esta entrada no está mal. Sigue por este camino, te llevará derecha a dónde te diriges. Feliz Navidad!

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  2. Viniendo de un afamado cronista como tú, doble ganador del Pullitzer y nominado para el Nobel, tu "no está mal" es todo un derroche de apreciación. Gracias por tu lectura Alfredo.

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  3. Apenas hay diferencia entre don Alonso y un bloguero... sólo les separan unos siglos de nada... Estoy seguro de que Alonso Quijano, "El Bueno", en lugar de una vieja armadura, seguramente oxidada, una anticuada adarga que usara su tatarabuelo contra el moro, y aquella lanza que había descansado en su astillero durante dos o tres siglos, si hubiera nacido hoy, habría tomado un PC con Windows 95 y una conexión telefónica a Internet, de esas que hacían chiribitas antes de conectarte ¡a 250 bps!, y hubiera hecho un blog para intentar que la masa se desasnara... Sin conseguirlo, como ninguno de los blogueros... No estaba loco, como muchos le achacan. Le pudo su entusiasmo y su desconexión de la realidad... como a la mayoría de los blogueros... El Quijote fue el primer bloguero de la historia... ¡Gloria a Alonso Quijano!

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    1. Gloria a las hostias contra los molinos y a los Sancho Panza como tú! fieles, cómplices y lúcidos. Gracias por tu lectura.

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